Caminando Hacía el Perdón

La falta de perdón es tener la herida abierta y hacerla presente cada vez que la traemos a la mente. El resentimiento me ata a la persona que me lastimó al recordar constantemente esa situación que dejó en mí huellas de dolor y quizá enojo ya sea rechazo, abandono o abuso. Es una utopía pensar que el perdón surge con el sólo deseo de darlo: es una gracia y por lo mismo debemos pedirla a Dios, sabiendo que hemos de pasar por un proceso para lograrlo.

Nadie queremos mantenernos atados a aquella persona que nos lastimó y sin embargo es lo que hacemos al ser incapaces de perdonar. Para ser libres, necesitamos dejar atrás esa herida que nos atormenta y para ello necesitamos dejar la cadena de resentimientos, deseando por lo menos querer tener el deseo de perdonar.

Este proceso te ayudará a deshacerte de ese veneno del resentimiento que tanto daño te hace y que te impide ser feliz, para optar por tener un corazón compasivo y misericordioso como el de Jesús.